lunes, 28 de diciembre de 2009

¿Nos hacemos una peli? Donde viven los monstruos



Productor: Así que quieres hacer una película.
Spike Jonze: Sí.
P: Y salen monstruos gigantes de peluche.
SJ: Sí.
P: O sea que es una película para niños.
SJ: ¡No, qué va! Los monstruos están muy tristes y ya no se llevan tan bien como antes, y no hay manera de arreglarlo.
P: Entonces, es una película para mayores.
SJ: No exactamente.
P: Pero vamos a ver, está basada en un libro infantil.
SJ: Sí.
P: O sea, que es infantil.
SJ: ¡No, no! Quiero darle a todo un tono de melancolía, y los diálogos son a veces crípticos.
P: Pero la vas a sacar en Navidad. ¡Y sale un perro gigante!
SJ: Exacto.
P: WTF! ¡Te la produzco! ¿Cuánto dinero quieres?

Este es el diálogo que podría haber tenido Spike Jonze a la hora de plantearle a los productores la idea de realizar Donde viven los monstruos, y es que es una película inclasificable, difícil de comprender, arriesgada y dirigida a un público que no es fácil definir a primera vista: es ese público compuesto por gente recientemente convertida en adulta que se resiste a dejar de ser niño, que sigue comprando juguetes (esta vez quizá muñecos de vinilo ultracaros, juegos de rol o consolas), la primera generación de la historia que ha podido decir "Los dibujos animados de ahora no son tan buenos como los de antes". Por supuesto, todas las futuras generaciones acabarán diciendo esto, pero esta ha sido la primera en hacerlo con razón. Una generación de clase media-alta acomodada, intelectual y sensible con un gran aprecio por su infancia.

Pero claro, es que es fácil vender una película cuando eres Spike Jonze y llevas en tu currículum nada menos que Cómo ser John Malkovich, Adaptation (El ladrón de Orquídeas) y videoclips de los Chemical Brothers, Bjork y los Beastie Boys, además de varios capítulos de Jackass.
Todo lo contrario de lo que opiné sobre Avatar, salvando el tema de que también aquí sabes qué va a suceder al final (es evidente que el protagonista aprenderá algo, verá que no todo es tan sencillo y volverá a sus orígenes con una lección aprendida) esta es una película que te hace pensar y preguntarte cosas, te transmite sentimientos complejos. Todo esto recae sobre todo en la parte de los monstruos, unos seres que en cierta época fueron felices pero que ahora ven como su amistad se va resquebrajando. Los ves y te haces preguntas: ¿representan a seres reales de la vida de Max, el protagonista? ¿KW representa a su hermana? ¿Es Carol él mismo? ¿Es todo una analogía personaje a personaje o es algo más libre y casual? ¿Ha intentando el guionista que los monstruos parezcan el típico grupo de amigos que poco a poco se va disgregando? ¿Es uno de ellos el típico amigo sabio, el otro el callado, el otro el que siempre habla cuando nadie le escucha, la pareja enamorada y feliz...? Y todo ello son cosas que han añadido el director y el guionista a algo que en su origen sólo era un libro infantil, para algunos un considerable análisis de la infancia como estado salvaje, un choque con el incipiente mundo adulto y un constante escape a la fantasía.

Esto último, además de la melancolía, es quizá el sentimiento más claro que infunde la película: ser niño y estar en tu mundo, rodeado de tus cosas, escapar continuamente a una fantasía donde todo está controlado, todo tiene sentido y eres el rey. Ser pequeño, tener mucho tiempo libre y no entender los sentimientos de los demás.

Por lo demás: una fotografía preciosa, una apuesta arriesgada y un doblaje en español inusualmente creíble.

Trailer de Donde viven los monstruos.

6 comentarios:

  1. Ay madre, que ganitas de verla tengo.

    No se si darme por aludida, que este año cumpli 12.

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  2. Hombre, hay muñecos de vinilo muy baratos.

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  3. Viki, deja de decir a todo el mundo que tienes 12. Todos el mundo sabe que tienes 18.

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  4. Me gusto el post, pero hermano, las consolas no son para crios... los ´80 pasaron hace mucho ;)

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  5. Me gusto el post, pero eso que pones sobre que las consolas son para crios... los ´80 quedan muy atras ya ;)

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  6. Yo no he dicho que las consolas sean para críos. He dicho que son juguetes para adultos.

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